lunes, 14 de marzo de 2011

La expedición de Nicolás de Ovando

La última vez os dije la historia que tuve con El Gran Capitan – ahora os voy a contar otra relacionada con la llegada a América en el año 1502. En ese momento participé en la expedición de Nicolás de Ovando, el nuevo gobernador de La Española que tuvo muchos problemas en su nueva posesión. Por eso le ayudé con los indígenas. Los de tribus enteras no creían en nuestro Dios y había que explicarle todo, pero algunos de ellos no lo entendían y querían luchar con nosotros. Los obligamos a cambiar la fe y su comportamiento. 
 
Mis amigos del ejército hacían cosas muy malas con las mujeres de esa isla... yo no lo seguía. Lo que más fue que en una de las casas debajo de los cueros de los animales encontré una chica. Tenía ojos negros como el carbón, la cara lisa e inocente. Noté que le di miedo. No quería que mis amigos la hicieran esas cosas horribles pues decidí llevarla conmigo al sitio más seguro. Al principio la chica no quería ir pero finalmente sintió que conmigo no había que tener miedo. Caminamos mucho tiempo, atravesamos la selva y cuando estuve seguro, que allí pude dejarla, lo hice. Su reacción era increible. Con las lágrimas en sus ojos bonitos, cogió mi mano y me dio un beso. Puso su mano pequeño en mi pecho cerca del corazón y se sonrió. De repente desapareció en el matorral. No lo olvidaré nunca, nunca… Especialmente porque algunos me decian que los salvajes no sienten y no son hombres normales, que les guía el Diablo…eso no era la verdad y yo lo estoy seguro.