En el año 1537, cuando mi hermano Hernando estaba en Andes luchando con Manco Inca, este tonto Almagro volvió a Cuzco después de su viaje a Chile. Quería tomar nuestra ciudad i todas las riquezas. Porque estábamos pocos no podíamos defenderse. Por suerte volvio Hernando, pues pensábamos que ya vamos a vencer a Almagro. Pero no era así. Y lo que más, el ejército de Almagro arrestó a mis dos hermanos (Hernando y Gonzalo). No podía creerlo, tenía que vengarse. Mi amigo, Alonso de Alvarado, decidió atacar a este tonto, pero esto también fue una derrota y Alonso fue arrestado.
Después de unos días alguien me dijo que Gonzalo y Alonso habian huido de la cárcel. No cabía en si de la alegría, estaban libres y entonces podíamos atacar a Almagro y liberar a mi otro hermano. Pero después de una reunión decidimos que vamos a hacer un truco, escuchad. Un dia fuí a la fortaleza de Almagro y le dijo que iba a darle Cuzco a cambio de mi hermano. En realidad no quería darle nada, pero durante las negociaciones podíamos concentrar nuestras fuerzas.
¡En abril 1538 vencemos en la batalla en Las Salinas! Para mí es una victoria más importante en mi vida. En julio maté Diego de Almagro con mis propios manos.
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